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Rusia exige condiciones de paz inasumibles para Ucrania

La segunda reunión de Estambul confirma que Moscú renuncia a detener la guerra al plantear imposiciones que implican la rendición del país invadido

Guerra de Rusia en Ucrania

La segunda reunión entre Ucrania y Rusia en Estambul, celebrada este lunes, aportó pocos resultados, pero sirvió para confirmar algo importante: que el Kremlin no tiene intención de firmar un alto el fuego. En la cita de una hora entre ambas delegaciones se acordó un nuevo canje de prisioneros de guerra y de cadáveres de combatientes, pero poco más. Rusos y ucranios intercambiaron los documentos que deben servir como hojas de ruta para un proceso de paz. Si Kiev asume incluso concesiones para aplicar un alto el fuego total, Moscú exige condiciones que suponen prácticamente la rendición del país invadido.

El documento presentado por el Kremlin no solo mantiene los mismos objetivos que se marcó el presidente Vladímir Putin al lanzar la invasión en 2022, sino que incluye la anexión de más territorios, aparte de las provincias de Donetsk y Lugansk. El plan de Rusia hoy es lograr que los socios de Ucrania la abandonen y esta acepte debilitar su ejército a cambio de una tregua. Así quedaría Kiev a merced de Moscú en el futuro. Si no lo acepta Volodímir Zelenski, el presidente ucranio, Rusia tiene margen para mantener la guerra de desgaste actual entre uno y dos años, según algunos economistas independientes rusos.

El memorando del Kremlin consta de tres secciones: una sobre sus exigencias para firmar la paz, otra sobre sus propuestas para plantearse un alto el fuego y una tercera en la que define los tiempos de la hipotética tregua y la paz. Según los tiempos del Kremlin, Ucrania retiraría primero sus tropas del frente, sin que los soldados rusos diesen tregua, y solo después Rusia acataría un supuesto alto el fuego de 30 días. En ese momento, el Gobierno de Zelenski debería suspender la ley marcial y celebrar elecciones en un margen de 100 días. Después, con el nuevo presidente electo, Rusia firmaría la presunta paz.

Rusia rechaza una tregua sin condiciones en el frente. Moscú ofrece dos alternativas a Kiev, y en ambas debe desarmarse a cambio de congelar el conflicto unas pocas semanas.

Retirada completa de las tropas de Kiev

La primera opción que ofrece Moscú es “la retirada completa” de las Fuerzas Armadas ucranias de las regiones que quiere ocupar del todo: Donetsk, Lugansk, Jersón y Zaporiyia. Las tropas ucranias deberán alejarse también de la frontera rusa “a una distancia a acordar por las partes”. Es decir, Kiev debería sacar a su ejército de las trincheras que impiden a Rusia abalanzarse sobre Kiev y Járkov desde el norte, y Odesa quedaría desprotegida en el sur.

La segunda variante que propone el Kremlin supone un alto el fuego en la línea del frente, pero con trampa. Putin exige a Zelenski un paquete de concesiones que incluye “el cese de la movilización [de nuevas tropas] y el inicio de la desmovilización [de las fuerzas actuales]”; el fin del suministro de armamento y de la asistencia militar extranjera a Ucrania, “incluida la prestación de servicios de comunicaciones por satélite e inteligencia”, y “la renuncia de Ucrania a realizar sabotajes en territorio ruso [incluidas las zonas de Ucrania ocupadas]”. Rusia quiere, en esencia, dejar a Ucrania indefensa.

Haya tregua o no, el Kremlin no renuncia a sus objetivos maximalistas para detener la invasión. En la primera sección del memorando exige un estatus neutral para Ucrania, es decir, la renuncia de Kiev a formar parte de la OTAN y cualquier otra alianza defensiva con terceros países. Moscú reclama el desarme del país en otro punto: pide “establecer un número máximo de efectivos, armas y vehículos de las Fuerzas Armadas de Ucrania”, así como disolver sus unidades “nacionalistas” y la Guardia Nacional.

El Kremlin también intenta desestabilizar la política ucrania al demandar “la ilegalización de los partidos y las organizaciones nacionalistas”. Según el discurso oficial ruso, que niega la existencia de Ucrania y calla la represión de su cultura durante siglos bajo el zarismo y la Unión Soviética, todo el nacionalismo ucranio es “fascista”. De cara a su propaganda, Moscú une esta petición a su propuesta de “ilegalizar la propaganda nazi”.

Moscú pide también que Kiev “garantice todos los derechos de la población ruso parlante y otorgue al ruso el estatus de lengua oficial”. Se trata de una cuestión sensible: con el fin de reforzar su independencia de Moscú, los gobiernos ucranios comenzaron a restringir el uso oficial del segundo idioma del país a raíz de la anexión ilegal de Crimea en 2014, la incursión en el este de Donbás aquel mismo año y la invasión total de Ucrania en 2022.

Como colofón, Moscú pide que Kiev renuncie a cualquier indemnización futura por los daños provocados por una invasión que ha arrasado ciudades y matado a decenas de miles de personas.

Ucrania, más conciliadora

La delegación ucrania se presentó en Estambul con una posición mucho más conciliadora, incluso asumiendo concesiones de entrada. El primer punto del documento que puso sobre la mesa Kiev es que la dos partes acepten de inmediato un alto el fuego total, sin condiciones, de por lo menos 30 días de duración prorrogables. Esta tregua debería ser supervisada por terceros países liderados por Estados Unidos. El alto el fuego temporal es imprescindible para que haya negociaciones de paz, indica el Gobierno ucranio.

Kiev, a diferencia de Moscú, no exige de entrada, para iniciar el camino de la paz, que se retiren las tropas rusas de su país. El memorando ucranio solo indica que “los territorios conquistados por Rusia desde febrero de 2014 no serán reconocidos por la comunidad internacional”. Este apartado hace referencia al momento en el que estalla la guerra en Donbás y a la anexión ilegal por parte de Rusia de la península de Crimea. La Casa Blanca con Donald Trump de presidente ha reiterado la posibilidad de que Ucrania tenga que renunciar a la soberanía de Crimea.

El punto de partida para las negociaciones, según asumen las autoridades ucranias, es la línea del frente de guerra: “Las cuestiones territoriales serán discutidas solo después de aplicarse un alto el fuego completo e incondicional”.

Hay otra asunción de calado en el documento ucranio para las conversaciones con Rusia, y es que Ucrania, que se opone a la reclamación de neutralidad rusa, sí asume implícitamente que su incorporación en la OTAN es improbable: “El Estado ucranio puede decidir formar parte de la comunidad euroatlántica y avanzar hacia el en la UE. La membresía en la OTAN depende del consenso dentro de la Alianza Atlántica”. Con estas palabras se ite la oposición de países clave, como EE UU, a que Ucrania entre en la OTAN, una de las exigencias de Rusia.

Putin y Zelenski intentan sobre todo mantener vivo el proceso de negociación para ganarse el favor de Trump, porque su apoyo puede decantar la balanza en la guerra. El mandatario estadounidense es el principal impulsor del acercamiento diplomático entre los dos enemigos, pero ya ha dejado claro que es Kiev la que deberá asumir más concesiones, como renunciar a la OTAN. Zelenski calificó de “idiotez” una contrapropuesta rusa de firmar un alto el fuego de dos o tres días, limitado a algunas partes concretas del frente. El líder ucranio lo consideró otra muestra más de que Putin solo busca evitar que Trump le imponga nuevas sanciones.

La propuesta inicial de paz ucrania incluye un intercambio de todos los prisioneros de guerra y el retorno a Ucrania de por lo menos 400 menores de edad que han sido traslados por la fuerza a Rusia, según Zelenski. Su hoja de ruta asume que las sanciones contra el invasor puedan levantarse gradualmente, pero no renuncia a que Moscú pague compensaciones por la destrucción causada.

Sabotaje en el puente de Kerch

Kiev y sus aliados europeos dan por hecho que Moscú solo quiere ganar tiempo y proseguir con su ofensiva sobre el terreno. Las tropas rusas están avanzando a su mayor ritmo en más de medio año, según confirman grupos de análisis militar como el Instituto para el Estudio de la Guerra o Deep State. Ucrania también prosigue sus ataques de largo alcance contra objetivos estratégicos rusos. Al bombardeo sorpresa del domingo con decenas de drones contra bases aéreas militares rusas se añade un nuevo sabotaje este martes en el puente de Kerch.

Esta infraestructura conecta a Rusia con la península de Crimea. El Servicio de Seguridad de Ucrania (SSU) ha informado de su tercer ataque contra el puente, esta vez, una operación en la que han conseguido colocar explosivos en uno de los pilares de la infraestructura. Las autoridades ocupantes en Crimea han suspendido el tráfico rodado. El SSU asegura que la estabilidad del puente se encuentra “en estado de emergencia”.

Rusia también ha acusado este martes a Ucrania de estar detrás del descarrilamiento de dos trenes este fin de semana en las provincias de Briansk y Kursk. Por lo menos siete personas fallecieron en uno de los incidentes, según el Servicio Federal de Emergencias ruso. Kiev ha evitado comentar la información.

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