window.arcIdentityApiOrigin = "https://publicapi.elpais.noticiasdopara.net";window.arcSalesApiOrigin = "https://publicapi.elpais.noticiasdopara.net";window.arcUrl = "/subscriptions";if (false || window.location.pathname.indexOf('/pf/') === 0) { window.arcUrl = "/pf" + window.arcUrl + "?_website=el-pais"; }Merz trata de evitar una encerrona de Trump en el Despacho Oval con más gasto en defensa | Internacional | EL PAÍSp{margin:0 0 2rem var(--grid-8-1-column-content-gap)}}@media (min-width: 1310px){.x-f .x_w,.tpl-noads .x .x_w{padding-left:3.4375rem;padding-right:3.4375rem}}@media (min-width: 89.9375em){.a .a_e-o .a_e_m .a_e_m .a_m_w,.a .a_e-r .a_e_m .a_e_m .a_m_w{margin:0 auto}}@media (max-width: 35.98em){._g-xs-none{display:block}.cg_f time .x_e_s:last-child{display:none}.scr-hdr__team.is-local .scr-hdr__team__wr{align-items:flex-start}.scr-hdr__team.is-visitor .scr-hdr__team__wr{align-items:flex-end}.scr-hdr__scr.is-ingame .scr-hdr__info:before{content:"";display:block;width:.75rem;height:.3125rem;background:#111;position:absolute;top:30px}}@media (max-width: 47.98em){.btn-xs{padding:.125rem .5rem .0625rem}.x .btn-u{border-radius:100%;width:2rem;height:2rem}.x-nf.x-p .ep_l{grid-column:2/4}.x-nf.x-p .x_u{grid-column:4/5}.tpl-h-el-pais .btn-xpr{display:inline-flex}.tpl-h-el-pais .btn-xpr+a{display:none}.tpl-h-el-pais .x-nf.x-p .x_ep{display:flex}.tpl-h-el-pais .x-nf.x-p .x_u .btn-2{display:inline-flex}.tpl-ad-bd{margin-left:.625rem;margin-right:.625rem}.tpl-ad-bd .ad-nstd-bd{height:3.125rem;background:#fff}.tpl-ad-bd ._g-o{padding-left:.625rem;padding-right:.625rem}.a_k_tp_b{position:relative}.a_k_tp_b:hover:before{background-color:#fff;content:"\a0";display:block;height:1.0625rem;position:absolute;top:1.375rem;transform:rotate(128deg) skew(-15deg);width:.9375rem;box-shadow:-2px 2px 2px #00000017;border-radius:.125rem;z-index:10}} Ir al contenido
_
_
_
_

Merz trata de evitar una encerrona de Trump en el Despacho Oval con más gasto en defensa

El canciller alemán se ha preparado a conciencia para evitar que su primer encuentro en la Casa Blanca se convierta en una ‘ratonera’ como la sufrida por otros líderes internacionales

Friedrich Merz
Marc Bassets

Friedrich Merz se ha preparado a conciencia. Sabe que una palabra fuera de lugar o una reacción inesperada del anfitrión puede arruinar su primera visita a Washington este jueves como canciller alemán, la cita más arriesgada y la más importante desde que hace menos de un mes llegó al poder. Conoce el peligro que supone el “espectáculo del Despacho Oval” –así lo llaman, o lo temen, en Berlín–, el reality show al que Donald Trump somete cruelmente a sus invitados. Para algunos, como el ucranio Volodímir Zelenski o el sudafricano Cyril Ramaphosa, fue el escenario de un trato humillante en vivo y en directo. Una ratonera.

Merz quiere evitar a toda costa que le suceda lo mismo. Ha devuelto a Alemania al mando europeo, de donde había estado ausente en los últimos años. Después de un inicio de mandato en el que Ucrania y la amenaza rusa han sido la prioridad. Ya no habla solo por su país, el más poblado de la Unión Europea y su primera economía. También habla en nombre de Europa. Y llegará a la Casa Blanca, donde prevé almorzar con Trump y después comparecer ante la prensa, con los deberes hechos.

Desde las elecciones de febrero, Alemania ha suprimido el tope que la Constitución fijaba al endeudamiento para poder invertir sin límites en defensa. El canciller democristiano, investido el 6 de mayo, ha prometido que el país podrá disponer así del primer ejército convencional de Europa (es decir, sin contar con el francés, que dispone de la bomba atómica). Lo más significativo, en vistas a la reunión de Washington, es que Merz se ha mostrado dispuesto a que el gasto militar alemán, que ahora representa en torno al 2% del producto interior bruto, aumente hasta el 5%. Es una exigencia que, al formularla Trump hace meses, pudo sonar como otra de sus excentricidades, pero que ahora se consolida en vísperas de la cumbre de la OTAN que se celebrará este mes de junio. Ahora varios países europeos, con Alemania a la cabeza, lo asumen como un objetivo plausible.

El canciller ha aterrizado en Washington con este mensaje, una oferta que puede apaciguar a su anfitrión tras unos meses en los que este ha desestabilizado la relación con su primer socio en la Unión Europea. Trump ha amenazado con imponer unos aranceles que se ensañarían con la industria alemana (y desactivar la guerra comercial es otra prioridad en el Despacho Oval). Su vicepresidente, JD Vance, apoyó durante la campaña electoral alemana al partido de extrema derecha Alternativa para Alemania. El secretario de Estado, Marco Rubio, calificó a la República Federal de “tiranía encubierta” después de que los servicios de inteligencia alemanes describiesen en un informe a AfD, primera fuerza de oposición en el Bundestag, como “extremista de derechas”, y se reabriese el debate sobre su posible ilegalización.

Todo puede ocurrir en el Despacho Oval, donde podrían estar presentes Vance y Rubio, además de los influencers y activistas que acompañan a Trump en estas ocasiones, y quién sabe si preguntarán por estas cuestiones o provocarán a Merz o a Trump. Los motivos para que estalle la tensión existen. Nunca, desde que al final de la II Guerra Mundial la Alemania occidental se refundó bajo la tutela estadounidense, la relación había sido tan complicada. El canciller alemán, además, tiene fama de improvisar y salirse del guion. Esta vez, quiere minimizar los riesgos.

“Será quizá la reunión más preparada [por Merz] desde que llegó al poder”, analiza Daniela Schwarzer, miembro del directorio de la Fundación Bertelsmann. “Probablemente, intentará evitar hacer nada que no haya preparado ni reflexionado antes”.

Según el diario Bild, Merz ha preparado el encuentro conversando por teléfono con Ursula von der Leyen, presidenta de la Comisión Europea y democristiana alemana como él, y con otros jefes de Estado y de Gobierno en Europa con experiencia en el cara a cara con Trump. Confía, además, en que su veteranía política (cuatro décadas en el oficio, aunque el de canciller sea el primer cargo ejecutivo que desempeña) y su experiencia empresarial (trabajó, tras dejar la política temporalmente, en el mayor fondo de inversiones del mundo, el estadoundiense Blackrock) le sirvan para domar al anfitrión. Ambos son próximos generacionalmente: Merz, 69 años; Trump, 78 años. Y hablan el lenguaje de los negocios: “Yo sé lo que hace vibrar a los americanos. Profesionalmente he trabajado mucho ahí”, se jactaba hace unos años el alemán.

Merz es un clásico atlantista, de los que crecieron en un mundo en el que el paraguas protector estadounidense parecía eterno. Pero el presidente, con orígenes familiares en Alemania, ha puesto en duda esta alianza y ha forzado a políticos como el canciller a replanteárselo todo. Hasta el punto de declarar, en la misma noche electoral, que Alemania y Europa debían “independizarse” de EE UU.

“Es muy importante establecer una relación personal con Trump”, observa Schwarzer. “Y es muy importante que todo vaya bien, que no haya sorpresas”, añade en alusión a las experiencias de Zelenski, despreciado ante las cámaras y los focos por Trump y Vance, y Ramaphosa, que tuvo que escuchar mentiras flagrantes sobre un supuesto “genocidio” contra los blancos en su país. “La decisión de facilitar el aumento del gasto en defensa facilita las cosas, porque Merz podrá decirle al presidente de EE UU que el reparto de las cargas en la OTAN avanza”, explica la politóloga de la Fundación Bertelsmann.

Schwarzer subraya otro factor: la decisión del nuevo canciller y su coalición de ampliar la ayuda a Ucrania. Trump quiere rebajar la aportación de EE UU, lo que exigiría un mayor compromiso de los europeos y los alemanes. De lo que se trata, para el canciller, tanto respecto a Ucrania como de la defensa europea, es de gestionar sin sobresaltos el periodo de transición entre una Europa dependiente de Washington y otra independiente, “porque toda acción espontánea sería muy peligrosa para Europa”.

La doctrina Merz respecto a EE UU no supone una emancipación completa, pero sí la afirmación de que Alemania y Europa deben prepararse para ello. Y aquí conecta con las iniciativas del presidente francés, Emmanuel Macron, que topaban hasta ahora con el escepticismo alemán. No será fácil. El canciller debe lidiar, en su mismo partido, la Unión Democristiana, con un sector que teme que, si se proclama con demasiado énfasis la “independencia” respecto a EE UU, esto acelere el distanciamiento de Trump.

Para Alemania, los anuncios recientes –sobre el gasto militar o sobre Ucrania– responden a la necesidad de rearmarse ante la amenaza rusa, y de prepararse ante el posible repliegue de EE UU. No están diseñadas para complacer a Trump, aunque ya hayan merecido elogios desde su istración. Para la cita en el Despacho Oval, tampoco es una mala carta de presentación.

Tu suscripción se está usando en otro dispositivo

¿Quieres añadir otro a tu suscripción?

Si continúas leyendo en este dispositivo, no se podrá leer en el otro.

¿Por qué estás viendo esto?

Flecha

Tu suscripción se está usando en otro dispositivo y solo puedes acceder a EL PAÍS desde un dispositivo a la vez.

Si quieres compartir tu cuenta, cambia tu suscripción a la modalidad , así podrás añadir otro . Cada uno accederá con su propia cuenta de email, lo que os permitirá personalizar vuestra experiencia en EL PAÍS.

¿Tienes una suscripción de empresa? Accede aquí para contratar más cuentas.

En el caso de no saber quién está usando tu cuenta, te recomendamos cambiar tu contraseña aquí.

Si decides continuar compartiendo tu cuenta, este mensaje se mostrará en tu dispositivo y en el de la otra persona que está usando tu cuenta de forma indefinida, afectando a tu experiencia de lectura. Puedes consultar aquí los términos y condiciones de la suscripción digital.

Sobre la firma

Marc Bassets
Es corresponsal de EL PAÍS en Berlín y antes lo fue en París y Washington. Se incorporó a este diario en 2014 después de haber trabajado para 'La Vanguardia' en Bruselas, Berlín, Nueva York y Washington. Es autor del libro 'Otoño americano' (editorial Elba, 2017).
Rellena tu nombre y apellido para comentarcompletar datos

Más información

Archivado En

Recomendaciones EL PAÍS
Recomendaciones EL PAÍS
Recomendaciones EL PAÍS
_
_