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El peligroso renacer en redes del gurú de la seducción machista

Analizamos un fenómeno centrado en dar consejos reduccionistas que pueden terminar creando un caldo de cultivo perfecto para la comunidad incel, hombres que se definen como involuntariamente célibes

Gurús de ligar con consejos machistas abundan en redes sociales

Corría el año 2005 cuando Will Smith se ganaba a todo el mundo por las calles de Nueva York, siempre dispuesto a ayudar a los hombres a conquistar a la mujer de sus sueños sin importar lo inalcanzable que pareciera. Gracias a sus consejos, ninguna se resistía a los encantos de sus clientes: les enseñaba cómo debían hablar y qué tenían que decir, de qué forma moverse, mirar y hasta bailar. La comedia romántica Hitch cumple veinte años, pero el tema que trata está más de actualidad que nunca: hoy afloran en redes sociales gurús de la seducción que ofrecen consejos para tener más éxito con las chicas. En la mayoría de ocasiones, la base de estas recomendaciones son técnicas de manipulación que se sostienen gracias a una ideología machista. Para Deborah Murcia, psicóloga sanitaria especializada en manipulación y autora del libro No soy yo, eres tú. Los hilos invisibles de la manipulación narcisista “este tipo de contenidos —que se disfrazan de autoayuda masculina o educación emocional— son terreno fértil para discursos de odio, especialmente entre chicos que se sienten rechazados, frustrados o desplazados por no recibir atención femenina. Es el caldo de cultivo perfecto para comunidades incel —hombres que se definen como involuntariamente célibes—”.

Según el argumentario de estas cuentas, las mujeres son una suerte de masa homogénea: todas las chicas piensan igual, reaccionan de la misma manera y tienen los mismos deseos, por lo que hay que ir dos pasos por delante para conseguir el objetivo. Esto fomenta estereotipos de género y, a veces, roza —o traspasa— la línea de la violencia psicológica: “Los consejos sobre citas que se centran exclusivamente en crear una dicotomía entre los sexos son reduccionistas. Si bien ciertamente existen diferencias biológicas y evolutivas que pueden influir en los distintos comportamientos de hombres y mujeres, los problemas que enfrentan ambos géneros son, en muchos aspectos, más similares que diferentes”, afirma Jess Carbino, aclamada socióloga de Tinder y Bumble especialista en relaciones y citas online.

Daniel Ribelles, que se denomina a sí mismo coach de citas de hombres, asegura en su página web que, gracias a los contenidos de su formación, los clientes aprenden qué es lo que tienen que hacer para conseguir lo que quieren de las mujeres. Ellas parecen un enemigo al que hay que acercarse con una estrategia, o una presa difícil de cazar. En cualquier caso, todos estos gurús suelen coincidir en la idea de que hay que ser precavido ya que, ante cualquier descuido, ellas serán las que tengan el control: “Las mujeres están programadas para ponerte a prueba a través de preguntas incómodas”, empieza diciendo Álvaro Reyes en uno de sus vídeos.

Por otra parte, Joseph Martin afirma que las mujeres han tenido que desarrollar un poder invisible porque históricamente no han podido tener poder directo institucional ni físico. Por instinto de supervivencia, según él, han aprendido a moldear al hombre sin que se dé cuenta: “Los hombres controlan el mundo, las mujeres a los hombres y las hormonas a las mujeres. Esto es el estoicismo más puro: anteponer la razón a la emoción”, concluye.

Al margen de las singularidades de cada coach, las bases de todos estos discursos son similares y, según Jess Carbino, se basan en estereotipos, carecen de matices y son ofrecidos por personas que no tienen conocimientos para darlos: “No tienen formación avanzada en trabajo social, psicología o sociología y, además, se aprovechan de la vulnerabilidad de quienes buscan relaciones e intimidad”.

La culpa es femenina

Llegado cierto momento de la película Hitch, el protagonista (Will Smith) discute con Sara (Eva Mendes), de quien se enamora y con quien lleva tiempo saliendo. Ella está muy disgustada porque acaba de enterarse de su oficio y le produce un gran rechazo: “Me interesa proteger a las mujeres de desgraciados como tú”, le espeta ella. “¿No entiendes que los hombres quizás necesitan un plan porque están nerviosos? ¿Que no están seguros de poder acercarse y que les respondas si te dicen me gustas?”, contesta él. Esta inseguridad parece ser, entonces y ahora, la justificación para llevar a cabo estas enrevesadas estrategias que se disfrazan de gestos altruistas en forma de asesoramiento.

Desde esta falta de confianza y seguridad en uno mismo se trazan muchas de estas tácticas para conseguir que las chicas estén pendientes de ellos: “La regla de las 3X consiste en que si tú tardas dos horas en contestarme yo lo haré en seis: dos por tres, seis. De esta manera, muestro que estoy menos interesado que tú y tú eres la que tienes la sensación de que vas detrás de mí”, explica en una entrevista Hugo, el joven tras la cuenta de @hugo_atraccioninterpersonal, cuando le preguntan acerca de esta técnica tantas veces compartida por otros gurús. La clave, según estas tácticas, reside siempre en un juego de poder, y parece que a día de hoy muchos hombres desean convertirse en machos alfa.

Esto puede deberse, en gran medida, a una reacción al contexto social actual, según Deborah Murcia: “En un momento de transformación de los modelos tradicionales de género, muchos varones se sienten desorientados. Algunos de estos mentores canalizan ese malestar ofreciendo una narrativa clara: el problema no está en ellos, sino en las mujeres, el feminismo o el orden social actual”. Ante esta confusión masculina, existen caminos que se abren con el objetivo de ayudar a escapar de ese discurso, como la serie de Netflix Adolescencia, que se ha llegado a proyectar en colegios e institutos de Inglaterra. Sin embargo, paralelamente proliferan cuentas de gurús obsesionados con el éxito que emiten discursos relacionados con la protección de una supuesta energía masculina que la sociedad pretende castrar. Mezclan cuestiones biológicas con otras sociales y utilizan cualquier excusa para justificar acciones cuestionables: “El uso de retórica pseudocientífica ha reforzado su impacto. Hablan de autoestima, dinámicas sociales o selección evolutiva, mezclando conceptos legítimos con interpretaciones sesgadas que refuerzan visiones machistas y utilitaristas de las relaciones humanas”, explica Deborah.

Una de estas cuentas es @masculinidad.alfa. En un vídeo, tres chicos conversan con tres chicas, a quienes les plantean la cuestión del bodycount. El término hace alusión al número de hombres con los que se ha acostado una mujer como vara de medir para determinar si es válida o no para tener una relación. El portavoz les pregunta con cuántas personas han tenido sexo y una de ellas responde que con tres. “Contratada, buen bodycount”, replica él. “Este discurso no es empoderamiento masculino, es control disfrazado de autoestima y narcisismo encubierto”, asegura Deborah Murcia.

Recientemente, el ídolo irlandés de la generación Z, Paul Mescal, reflexionaba sobre el amor en la rueda de prensa de su nueva película, concluyendo que la amabilidad está muy subestimada en las relaciones románticas. Y si la ternura y la amabilidad podrían ser un buen punto de partida para acercarse al otro y construir relaciones desde el cariño, la transparencia y la libertad de ser uno mismo. Frente a tantos discursos de dominación y poder, el consejo más importante para aproximarse a alguien podría ser ese.

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